jueves, 4 de junio de 2009

7° Encuentro Nacional de Estudiantes de Comunicación

Este año con el objetivo de discutir las problemáticas que atraviesan nuestro campo de estudio en diálogo con la coyuntura nacional, nos proponemos abordar la centralidad de la comunicación, en particular de los medios, en la constitución de identidades y de sentidos sobre lo social que indefectiblemente generan, transforman y refuerzan ciertas relaciones de poder.

Es indiscutible la centralidad que los medios masivos tienen en la constitución de nuestra sociedad. La comunicación es el proceso mediante el cual se construyen los significados compartidos sobre lo social; pero también las modificaciones en la participación política, la crisis de representación de los partidos, la fragmentación social y los desarrollos tecnológicos en materia de información, entre otras transformaciones, han permitido que los medios de comunicación adquieran un rol protagónico en la constitución de lo público. Siendo los medios un espacio de reconocimiento social e interpelación de sujetos, cada vez más los ciudadanos se encuentran con la comunidad donde viven a partir de una escena pública configurada especialmente por los medios.

Dicha centralidad ha sido más que demostrada en lo que se llamó “El conflicto del campo” o en las construcciones que se hacen en torno al debate sobre la “Inseguridad”. El papel que jugaron los medios de comunicación en la cobertura de estos conflictos, el trabajo de los periodistas en el manejo de la información pública, las representaciones construidas en torno al Estado, la sociedad civil y los otros (“piqueteros”, “delincuentes”, etc.), son factores que presentan nuevos desafíos al ejercicio de nuestra profesión. En este sentido, los medios masivos cristalizan relaciones de poder mediante las formas de nombrar la otredad, de legitimar ciertos actores y temas en pos de estigmatizar o silenciar otros. En definitiva, los significados que circulan sobre lo social desde los medios conforman ciertas identidades que recuperan una determinada historia, reivindicaciones, y luchas para darnos una imagen de lo que nos pasa y lo que somos.

En este marco las disputas por el reconocimiento social adquieren nuevas dimensiones. La capacidad que tienen los medios masivos de comunicación de definir, nominar, caracterizar y establecer los límites de ciertos debates y actores se vuelve central en los procesos de subjetivación y construcción de identidades. La intervención en esta disputa necesariamente exige trabajar en la democratización de la comunicación, lo que implica garantizar el derecho de todos y todas a tener una voz pública. El acceso a la comunicación es la verdadera garantía de una libertad de expresión para todos los sectores sociales y la posibilidad de mostrar la pluralidad de identidades que constituyen nuestro país.

Por todo esto, nos resulta fundamental garantizar este derecho a través de la elaboración e implementación de políticas públicas de comunicación que fortalezcan el debate político y apunten a contrarrestar la erosión social. En esta tarea la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un avance significativo en la democratización de las comunicaciones debido a la apertura al acceso para todos los sectores sociales y las limitaciones a la concentración y el monopolio. Evidentemente, queda mucho por hacer porque la ley debe aprobarse en el Congreso de la Nación, y el texto deberá luego ser llevado efectivamente a la práctica.

Pero en este camino también resultarán imprescindibles las luchas de las organizaciones sociales por hacer pública su voz y disputar la construcción de su propia identidad. En este punto, la ley será insuficiente si los movimientos no están en condiciones de ejercer su derecho.

Es por esto que resulta imprescindible trabajar en el debate y la práctica, en el desarrollo de estructuras de producción, para que tengan lugar las organizaciones sociales, los medios alternativos y comunitarios, a plantear nuevos ejes que marquen una nueva agenda social, que represente los intereses de las mayorías sociales, entendidas como el conjunto de trabajadores, estudiantes, profesionales e intelectuales.

Es así que, para dar un salto a la hora de generar la construcción de nuevos sentidos, necesitaremos desarrollar estas estructuras que nos permitan materializar la cultura que actualmente está concentrada en los grandes grupos económicos.

Cuando hablamos de estructuras nos referimos a las distintas cooperativas de trabajo, organizaciones sociales, gremios e instituciones que, como tercer sector, puedan tener un lugar protagónico en la comunicación.

Además, creemos indispensable que los estudiantes desarrollemos esos espacios de producción al tiempo que ocupemos lugares en los medios públicos y comunitarios, por ejemplo universitarios, regionales, comunitarios, para garantizar lo que los grandes grupos comerciales no garantizarán necesariamente, y ejercer así el derecho de todos a la información y la cultura.

En ambos procesos –el de la pelea por la Ley SCA y el del trabajo con las organizaciones- los y las estudiantes de comunicación tenemos mucho que aportar para garantizar el efectivo acceso y sustentabilidad de los proyectos comunicacionales que impulsen los sectores populares.

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